Algún amigo del arte ha robado un cuadro de Picasso que alguien valora en 110.000 euros. El tipo, que tiene todas mis simpatías, entró tranquilamente en el Museo, llegó hasta el cuadro, lo descolgó y tan tranquilamente como había entrado, salió con su dibujo debajo del brazo. Es un ladrón. Bueno, en realidad yo calificaría el delito contra la propiedad como hurto, ya que no implicó violencia en ningún momento ni hubo rotura de ventanas o se forzó ninguna cerradura. Simplemente llegó, descolgó y se piró.
Así que este hombre es un delincuente. Vaya- ¿Y el que valora un dibujo en 110.000 euros y se queda tan ancho no lo es?
Porque que yo sepa, Picasso nunca se gastó tanta pasta en sus carboncillos y sus cartones...
El arte no tiene precio, que no se empeñen en ponérselo los mercachifles de los marchantes (aunque no creo que existan ya marchantes como los de antes, ahora hay intermediarios que han estudiado económicas en Járvard). Hagan sufrir a los artistas, no les reconozcan hasta más allá de su muerte, extraigan hasta el último gramo de dolor de sus almas, sólo así salen las mejores obras de dentro. La mejor marihuana es la marihuana puteada dentro de una jaula, ¿no? pues el arte es lo mismo.
Y al tipo que recogió su dibujo (pues ahora él aunque fraudulentamente, tiene la posesión dela obra), le felicito y le doy mi más sincera enhorabuena. Ahora la gente seguro que aprecia más a Picasso. Yo también voy a ir a por el mío a un museo. Ya estoy saliendo por la puerta...
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